You are currently browsing the category archive for the ‘Batalla’ category.

«Cuando después del combate, regresaron a Colima los generales Ferreira y Talamantes, ellos y sus oficiales, no pudiendo ocultar la mortandad que hubo en sus filas, y, para disimular el bochorno de la derrota narraban que el numero de los prelados Cristeros era ya muy grande, pero que los habían acabado por completo.

«Los soldados rasos,en cambio, referían cosa bien distinta. Confesaban su derrota y aclaraban no haber logrado nada contra las filas de los cruzados. En los hospitales muchos de los heridos narraban el gran terror que se apoderaba de ellos al grito de ¡Viva Cristo Rey!, que lanzaban en su combate los Cristeros. Además es cosa completamente cierta que muchos heridos y sanos declaraban, que en lo más rudo de la batalla, habían visto a una Señora, en un caballo blanco, que recorría la trinchera animando a los soldados de Cristo Rey y levantando a sus pies, con las patas del animal tan gruesa nube de polvo, que impedía que los cruzados fuesen vistos por ellos.

«¿Sería un verdadero milagro? ¿Habría en verdad, tan milagrosa aparición? Ninguno de los Cristeros vio nada singular jamás. Más de que tales cosas contaban los enemigos como acaecidas en este y otros muchos de los primeros combates, si hay certeza completa y fue cosa perfectamente sabida en Colima»

 

0O0

La Batalla o Asalto de Manzanillo fue un hecho de armas librado el 24 de mayo de 1928, y formó parte de la Guerra Cristera. Después de los combates librados en Jalisco, sorpresivamente, el 24 de mayo de 1928 los cristeros cayeron sobre el puerto de Manzanillo al mando del General Jesús Degollado Guízar.

Batalla

La inesperada presencia del cañonero Progreso de la Armada de México complicó los movimientos cristeros, puesto que los cristeros a pesar de la distancia comenzaron a atacar al buque. El ataque cristero trató de ser rechazado por ataques aislados de carabinas y uno que otro disparo de cañón del ARM Progreso, así como por elementos del Ejército federal que en ese momento protegían la guarnición de la plaza manzanillense. Después de estudiar la situación, el comandante del buque, el capitán de fragata Eduardo Loiza Iturrios, ordenó zafarrancho de combate, pero decidieron cortar los cabos que sostenían a la embarcación y así combatir con menos riesgo a los rebeldes, mientras tanto, los oficiales y tripulación ocuparon sus puestos de combate dentro y fuera del barco; en esta primera acción mueren 5 cristeros y un marino federal, de nombre José Villalpando Rascón, quién pose una placa de bronce en la Capital de la Ciudad; el combate duró poco, pero el cañonero no podía bombardear a la ciudad, por lo que se limitó a zarpar. Los cristeros creían tener ganada la batalla, sin embargo un error táctico cristero marcó su derrota. Revisado al término del combate y tras examinar los motivos de la derrota cristera, los cristeros culparon al General Alberto Gutiérrez por no haber llevado a cabo la interrupción de las comunicaciones entre Manzanillo y Colima, como se le había ordenado, no sólo cortando el telégrafo sino también afectando la vía férrea. También fueron acusados el general Andrés Salazar y Marcos Torres Virgen por no haber amagado Villa de Álvarez y Colima para distraer a las fuerzas federales. El motivo de la derrota fue de qué hora y media después, arribaba en tren el General Heliodoro Charis con todas sus tropas. El General Jesús Degollado Guízar ordenó la retirada al ver que se veían muy superados en número, pero algunos hombres del jefe cristero Lucas Cueva quedaron atrapados en el puerto al tratar de robar armamento.

Término de la Batalla

Después de un intenso combate, Charis recuperó Manzanillo. Las bajas cristeras fueron de 123 muertos y por parte de los federales murieron 29, entre oficiales y soldados.

0O0

May 2024
D L M X J V S
 1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031  

Enter your email address to follow this blog and receive notifications of new posts by email.

Únete a otros 4 suscriptores

Mejor calificado

ORACIÓN CRISTERA

Mi Jesús, tened piedad de mí. Mis pecados son más numerosos que las gotas de sangre que derramaste por mí. No merezco pertenecer al ejército que defiende los derechos de vuestra Iglesia y que lucha por ella. No quiero nunca más pecar, para que así mi vida pueda ser una ofrenda agradable a vuestros ojos. Lava mi alma de las iniquidades y purifícame de mis pecados. Por vuestra santa Cruz y por mi Santa Madre de Guadalupe, perdóname.Ya que no sé cómo hacer penitencia por mis pecados, deseo recibir la muerte como merecido castigo de ellos. No deseo luchar, vivir o morir sino por Vos y por vuestra Iglesia. Oh, Santa Madre de Guadalupe, quédate a mi lado en la hora de la agonía de este pecador. Permítid que mi último brado en la tierra y mi primer cántico en el Cielo pueda ser ¡Viva Cristo Rey!